“Sentí que me iban a partir la espalda”: La lucha contra la violencia obstétrica en Aragón
La asociación El Parto es Nuestro nació en 2003 para acompañar a las mujeres víctimas de violencia obstétrica María Catalán está embarazada de 30 semanas. Tuvo una mala experiencia en el parto de su primer hijo en el hospital. “Igual comparado con otras historias no es tan grave, pero reflexionar me ha hecho autoconvencerme de que yo no quería eso”. Ahora, busca apoyo para afrontar más tranquila el nacimiento de su segundo hijo. Catalán considera que ha sufrido violencia obstétrica, un tipo de violencia de género que el personal sanitario ejerce sobre los partos de dos de cada tres mujeres en España, según la revista Women & Birth. La asociación El Parto es Nuestro nació en 2003 con el objetivo de que las mujeres que han sufrido partos traumáticos pudieran compartir sus experiencias. Idoia Fernández es una de las mujeres que considera que ha sufrido violencia obstétrica. Madre de dos hijos, su plan inicial en el parto de Río, su primogénito, era dar a luz en casa. Cuando ya había dilatado 8 centímetros, las pulsaciones de su bebé bajaron, y decidió desplazarse al hospital por precaución. Allí, ignoraron todas sus peticiones. Una de ellas, no tener que someterse a una maniobra Kristeller, que consiste en presionar el fondo uterino de la gestante durante la segunda fase del trabajo de parto para potenciar las contracciones uterinas y así, reducir la duración del periodo expulsivo. “Sentía que me iban a partir la espalda”, recuerda Fernández cuando habla del dolor que sufrió. Esta técnica se ha prohibido en países como Reino Unido, ya que puede causar desgarros en la madre o problemas craneoencefálicos en el feto. La Guía de Práctica Clínica sobre la Atención al Parto Normal del Ministerio de Sanidad también la desaconseja, pues resulta “ineficaz en la reducción de la duración de la segunda etapa del trabajo de parto”. EL PLAN DE PARTO Según el Ministerio de Sanidad, el ‘Plan de parto’ es un documento en el que la mujer puede dejar constancia de “sus preferencias, deseos, necesidades y expectativas sobre el proceso de parto y el nacimiento”. Esta información no sustituye a la atención que el equipo sanitario proporciona a las mujeres durante el embarazo, pero, junto a las sesiones de preparación para el nacimiento, contribuye a que el alumbramiento sea una experiencia satisfactoria. Sin embargo, las peticiones del plan de parto no siempre se tienen en cuenta, asegura Jara Ramón, que sostiene que la actuación del profesional sanitario tampoco se basa en la evidencia científica más reciente. “Dejé claro que quería beber agua durante el parto y no me lo permitían. Le dije a la ginecóloga: “pues lo haré igual”. ¿Quién iría a correr una maratón sin haber comido ni bebido nada?”, denuncia Ramón. Según la Guía de Práctica Clínica sobre la Atención al Parto Normal, publicada en 2010 por el Ministerio de Sanidad, “se recomienda permitir la ingesta de líquidos claros durante el parto”.